Turkestán Este es una extensa y muy poblada área que cubre 1,6 millones de kilómetros cuadrados. En total representa más de una sexta parte del territorio chino. Está localizada en el Asia Central y tiene fronteras con Rusia al norte, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán al oeste, Afganistán al suroeste, Pakistán, India y el Tíbet al sur, China al este y Mongolia al noreste.
El nombre Turkestán es de origen iraní y significa “la tierra de las personas turcas” y data del siglo V. La parte oriental de Turkestán fue gradualmente conquistada por el zar ruso en 1865, después de esto se convirtió en Turkestán Oriental. Tras la formación de la Unión Soviética, en 1924, Turkestán Oriental se dividió en cinco repúblicas: Uzbekistán, Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán y Tayikistán. La parte occidental de Turkestán había sido invadida por los Manchu, que eran gobernantes de China, en 1876 y, posteriormente, esa zona fue nombrada como Turkestán Este. Es la cuna de la historia, cultura y civilización Uyghur.
El total de personas que viven en Turkestán Este es un asunto que genera un amplio debate. No existe un censo convincente de la población y, de acuerdo con el último censo chino, los habitantes de Turkestán Este, en la actualidad, superan los 19 millones de personas. De ellos, los Uyghurs son 9 millones, los chinos, 7, los kazajos 1,5 y en la lista de etnias también aparecen kirguises, Hui, mongoles, Manchus, uzbecos, tártaros y tibetanos.
Los chinos han tratado de asimilar por completo a Turkestán Este y, para lograr este objetivo, millones de chinos han sido obligados a moverse hacia esa zona.


Aunque Turkestán Este es llamada “Región autónoma de Xinjiang Uyghur”, en realidad los Uyghurs no tienen un auto gobierno. Más del 90% de los principales puestos económicos, políticos y administrativos están ocupados por empleados chinos.
La política china de “Divide y vencerás” ha dividido a los pueblos indígenas de Turkestán Este (como los Uyghurs, kazajos, kirguises, uzbecos y tártaros) en “provincias”, “condados” y “pueblos” separados.
La Organización de las Naciones Unidas no Representadas (UUN) condena la larga opresión sufrida por el pueblo Uyghur, en Turkestán Este. La Organización de las Naciones Unidas no Representadas (UUN) deplora el poco involucramiento de las autoridades chinas en la salvaguarda de las libertades de ese pueblo, incluidas las de expresión, demostración, reunión y religión que aparecen recogidas en la Constitución de la República Popular China.
Después de los atentados contra las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, las autoridades chinas comenzarán a llamar a los Uyghurs como “terroristas”. A pesar de la preocupación expresada por la comunidad internacional, los chinos han continuado utilizando la guerra internacional contra el terrorismo como una excusa para reprimir más al pueblo Uyghurs.
Según los chinos, centenares de Uyghurs residían en Afganistán, en los campos de entrenamiento vinculados a Al Qaeda. 22 Uyghurs fueron capturados en Afganistán y terminaron en la tétrica prisión norteamericana, ubicada en la Base Naval de Guantánamo, en Cuba. Luego de 7 años en prisión, los Uyghurs fueron encontrados inocentes, ya que no constituían una amenaza para Estados Unidos ni para ningún otro país.