El pueblo Batwa originalmente estaba asentado en las zonas montañosas alrededor del Lago Kivu y el Lago Edward, en la región de los Grandes Lagos, en África. La población estimada del pueblo Batwa, repartida entre Ruanda, Burundi, Uganda y el Congo Occidental, oscila entre 86 mil y 112 mil personas. En Ruanda, los Batwa son uno de los tres grupos étnicos. Ellos representan solo el 0,4%, mientras los Hutu alcanzan el 85% y los Tutsi el 14% del total de la población ruandesa.
Como los Batwa fueron sacados de los bosques, muchos de ellos se convirtieron en ceramistas y, en la actualidad, la cerámica es sinónimo de identidad del pueblo Batwa. Debido a su bajo estatus social, los Batwa tienen acceso limitado a la educación y pocos saben leer, por tanto, solo algunos Batwa logran mantener un puesto de trabajo. Todo esto influye en que los Batwa ganen un salario que está por debajo de la media anual, que es de 200 USD.
Los analistas coinciden en destacar que los Batwa son un grupo aislado y marginal dentro de la sociedad ruandesa y, a menudo, son discriminados. Tradicionalmente, la sociedad Batwa es no jerárquica y las decisiones se toman en colectivo. Esto también se aplica a las propiedades y a los derechos sobre la tierra, lo cual ha dificultado la unión de las comunidades Batwa con otras de diferentes etnias.


En nombre de una Ruanda no tribal y para el supuesto mantenimiento harmónico de la sociedad, el gobierno ruandés se niega a reconocer a los Batwa como un grupo étnico diferente. La constitución de 2003 prohíbe la discriminación en términos de etnias; pero esto, desafortunadamente, ha provocado el establecimiento de un vacío legal en el gobierno que le impide adoptar las medidas necesarias entre las que estaría el reconocimiento al pueblo Batwa y el enfrentamiento a la discriminación que sufre ese grupo étnico.
Twa, cuyo plural de batwa, es un pueblo de pigmeos de África Central y los más antiguos habitantes registrados en el área del continente africano que ahora comprende los territorios de Ruanda y Burundi.
Cuando los hutus, una tribu de origen bantú, llegaron a la región, dominaron a los pigmeos batwa y redujeron su población. Alrededor del siglo XV DC, los tutsis, un pueblo nilótico y posiblemente venido de Etiopía, sometieron tanto a los pigmeos batwa como a los hutu. Los batwa viven principalmente en zonas rurales e inaccesibles y están marginados de las modernas sociedades africanas. Se dedican a la alfarería y a la agricultura de subsistencia. Residen en pequeños asentamientos dispersos en parajes apartados, en chozas de adobe y caña llamadas poto-poto, y como pigmeos son de muy pequeña estatura y solo se relacionan entre ellos.
Las dificultades para realizar un censo y los avatares por los que han pasado los pigmeo batwa, hacen dudosas todas las estimaciones sobre el número de la actual población Twa Esta falta de datos fiables y la información contradictoria sobre ellos provoca que no se les considere como una Minoría en Riesgo, o sea, 100.000 personas o el 1% de la población.
La Organización de las Naciones Unidas no Representadas (UUN) considera que las políticas sobre la tierra en Ruanda han violado los derechos humanos del pueblo Batwa, porque los han dejado sin tierra y sin techo. La UUN pide una adecuada compensación para aquellos que perdieron su tierra y hogar y, además, los refugiados Batwa que retornaron después del genocidio de 1994 deberían recibir un trato igualitario y acceso a las propiedades, como cualquier otro ruandés.
La UUN apoya los esfuerzos de Batwa para ser reconocido como un grupo étnico distinto y cree que esta decisión abriría las puertas para el desarrollo de la comunidad Batwa, con la ayuda de organizaciones internacionales y del gobierno ruandés. Además, el reconocimiento le permitirá a la comunidad Batwa organizarse a sí misma de una mejor manera.